El vagón M-1279 del Metro de Santo Domingo, lucia
normal y tranquilo, pero de repente al aproximarse a la estación Mauricio Báez,
todo se tornó oscuro y lleno de confusión con una profunda intranquilidad
por decenas de personas que lo ocupaban
en ese momento.
Esa mañana del pasado 27 de octubre el vagón estaba
repleto de pasajeros que se dirigían a sus trabajos y/o universidades, sin
imaginar que en un abrir y cerrar de ojos un estallido seguido de un incendio
les llevaría la tranquilidad generando una estampida humana.
Niños, jóvenes y adultos corrían despavoridos y
desesperados con el único objetivo de ponerse en un lugar seguro, pero a pesar
de esto unas treinta personas resultaron afectadas, dos de ellas de gravedad,
quienes luchan por salvar sus vidas.
La noticia circulaba en todos los medios, presentando
al joven Francis Gonzales, quien sufrió graves quemaduras, como el autor de
este horrendo acto. Horas después las autoridades del Metro dieron a
conocer un video donde se pudo confirmar que dicho joven no era más que una
victima de ese atentado. Quedando como único culpable el dominicano Fran Kelin Holguín
Medina, quien aproximada las 8:30 de la mañana abordó el tren en la estación
Ramón Cáceres con una mochila en su espalda.
De acuerdo a las imágenes presentadas, próximo a las
9:00 A.M. Holguín, procedió a incendiar la mochila que contenía material
inflamable y la lanzó al piso, luego se fugó, saliendo ileso de todo esto. En este acto, calificado como terrorista, resultaron
afectados con quemaduras de segundo y tercer grado Merilin De León Candelario y
Francis Alberto Gonzales, quien aun se encuentra en estado delicado.
Mientras las autoridades se encargan de investigar el
hecho para esclarecer todo lo ocurrido y saber si hay otros implicados en el
caso; Fran Kelin, quien se declaró culpable, fue condenado a un año de prisión
preventiva.
En lo que no cabe duda y no necesita investigación, es
que esa mañana del 27 de octubre no podrá ser borrada de las memorias de los
dominicanos, pero sobre todo de los pasajeros que abordaban el vagón M-1279 de
la segunda línea del Metro de Santo Domingo.
Por Claudia Jael Perez
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